La introducción y la primera parte en su totalidad son excelentes pero
el libro falla en una segunda parte demasiado extensa y en la que, sobre
todo, Nabokov no encuentra el tono adecuado para mantener despierto el
interés del lector: los viajes en coche no son el 'On the Road' de
Kerouac, hay momentos de la investigación en que desearías que todo
fuera más rápido y, lo más importante, el despegue total en la locura
del protagonista nunca llega (o se relata con mucha mesura).
4 de 5
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