
La descripción de la vida de las hermanas protagonistas -principal cometido durante la primera parte de la película- se presenta lineal y aburrida, siendo la irrupción del personaje masculino de Antony Hopkins -como estandarte de la moralidad y las reglas socialmente establecidas- el principal acierto y despertar de una película que, a través del distanciamiento físico y existencial de las féminas tratado a partir de este momento, consigue mostrar una historia digna de su reparto.
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"Es del tipo solterona, no para de hablar"
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