
Las virtudes del cine de animación preordenador en todo su explendor: dibujo muy bien cuidado e historia elaborada que prescinde del denigrante trato hacia sus preferentes consumidores (el de considerar como imbéciles al público infantil y juvenil). Quizás, en esto último, tiene mucho que ver el que el guión esté basado en una historia del gran Ted Hughes.
8 de 10
¡Holocausto atómico!
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