La grandeza de Edna O'Brien no reside en despachar una gran historia de amor inolvidable, sino en su natural capacidad para plasmar, sin ningún tipo de tapujo, las sensaciones y reflexiones, ante la pasión y lo prohibido, de una chica demasiado convencional y religiosa (Caithleen); aun cuando lo fácil para la autora habría sido decantarse por presentar las aventuras de una mujer de personalidad fuerte ante un mundo cruel.
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"Para mí hay algo maravillosamente temerario y sincero en una mujer que se descalza en público; es casi como si se despojase de la ropa. Yo soy incapaz de hacerlo"
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