Los puntos positivos y negativos de la literatura latinoamericana son llevados al extremo en esta extraña novela, a veces de difícil lectura (la obsesión del autor por confundir los tiempos, los personajes y a los narradores), en la que ese escenario tan cinematográfico de la Rinconada (un entorno en el que los "monstruos" son "normales", y viceversa) se vuelve su mayor punto a favor, permitiendo a Donoso reflexionar sobre la "normalidad", la belleza, las normas socialmente establecidas y las consecuencias de intentar destruirlas.
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"Así es la única manera de criar a un niño para que sea santo, criarlo sin que jamás, ni cuando crezca y sea hombre, salga de su pieza, ni nadie sepa que existe, cuidándolo siempre, siendo sus manos y sus pies"
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