'El perro' es la representación palpable de que una buena historia no necesita de grandes excesos para llegar a buen puerto y cumplir su cometido. Alberto Vázquez-Figueroa abandona el uso excesivo de personajes, situaciones y páginas (manía tan impuesta en la actualidad literaria), para apuntar directamente al fondo de la cuestión y hacer uso de su maestría con los elementos de la literatura: ésa que convierte a una simple lectura en una experiencia emocionante y altamente adictiva.
"Estoy muerto como un perro al borde de un camino y comido de mosquitos"
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