Si a David Lynch le aplaudimos los mayores sin sentidos de la historia del cine, ¿por qué Zack Snyder tenía que ser menos y no iba a poder presentar una exagerada, enrevesada, inverosímil (y cualquier otro adjetivo que se nos pueda ocurrir) película, con tufo a hipnótico videojuego pornogafico? Y ello por mucho que en sus casi dos horas de metraje no podamos dejar de pensar en un "¡pero qué mierda es ésto!"
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"Ésta nunca fue mi historia. Es la tuya. No la arruines, ¿de acuerdo?"