Joel Schumacher no es Michael Haneke, y aunque Nicole Kidman no tiene nada que envidiar a Naomi Watts, el director deja clara esa diferencia en esta película que, pese a las posibles similitudes previas, dista mucho de la gran 'Funny Games' al optar por la acción y la utilización de flash-backs, que destrozan la atmósfera, en lugar de dejarse llevar por la violencia y lo subversivo.
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